Eclosión de emoción

Tras el viaje más largo y más pesado de mi vida, al fin estoy en Lima, y con dos maletones y mi/su cometa, las cosas no podían empezar mejor. 

Si bien os voy a confesar que tenía algo de miedo al reencuentro, todo ha ido como la seda, maravilloso. Nada más bajar del avión me encontré con Grego y nos fundimos en un tremendo abrazo, un abrazo como aquel que das a un amigo al que llevas mucho tiempo sin ver. 

Montamos en el cocche y rumbo a casa. En casa más abrazos tremendamente calurosos y esperados, tal y como los hubiera soñado. Hola de nuevo, mamá Rosa. 

Tras una agradable charla de desayuno, cena o merienda (ya no sé ni lo que me toca..), acompaño a Estibaliz, una chica muy agradable, a la terapia para los niños con discapacidad del barrio. 


La verdad es que se me hace un poco raro estar aquí. Otra vez. Con ellos, sí, ellos mismos. Pero estoy tremendamente feliz. Volver a pisar pistas de tierra, volver a  sentir este olor tan característico de esta zona de Lima...Estoy como soñando. 

Una mañana tranquila que da paso a un almuerzo lleno de risas, historias y recuerdos...como si llevara aquí dos semanas. 

Pero pasemos a la tarde que es donde se ponen interesantes las cosas. 

Lo primero que me ha revuelto por dentro ha sido el ir a recoger a la hija de Grego, Gresly. Al comienzo de mi pasada estancia aquí, ni me dirigía la palabra; al final, eramos casi inseparables. He ido a recogerla a la escuela: "Gressly, de primer curso" digo. Una niña guapísima, mayor de lo que recordaba y con tremenda cara de estrañeza aparece por la puerta. "¿Te acuerdas de mí?" "No." ¡ZAS en toda la boca! Minuto a minuto va soltándose, se ríe conmigo, conversa y, al de dos horas, ya somos medio amigos. Es entonces cuando, en medio de una conversación cualquiera, recibo de improvisto un "tú eres el mejor gringo que he conocido". No se si el sabor amargo del "no me acuerdo de ti" endulza más esta última parte, pero ya me ha salido mi primera sonrisa tonta y no llevo ni 12 horas en Lima. No se había olvidado, no me lo creo. Yo ni por asomo. 

Al volver de hacer unos pequeños recados con Grego y Gresly en el coche, lugar donde se desarrolla la historia que acabo de contar, vuelvo a casa donde me espera Rosa para subir al cerro . El cerro hace 3 años fue como mi casa. Ahí me juntaba con mis niños, niños que al recibir de mi una pequeña muestra de cariño (muy tristemente ausente en sus vidas), me demostraron y devolvieron un amor y un cariño que no he sentido en mi vida.

Debería haber estado nervioso por volver a un lugar tan especial para mí, pero ni lo pensé. Simplemente me dije "vamos a dar un paseo por EL cerro" como quien dice  "vamos a pasear por la playa"... CRASO ERROR.
 
Subimos en el coche y lo aparcamos. Nada más salir del coche veo a una de las niñas: "¿Alvaro? ¿eres tú?". Me moría. Subí a la casetilla donde hace tres años di clase, jugué, di lo mejor de mi, enamoré, y me enamoré de aproximadamente 25 personitas muy humildes de un cerro de Lima. De entre 3 y 12 años pero con 3 años más, una veintena de niños ME esperaban delante de un cartel en el que se leía "Bienvenido Álvaro".


Cuesta mucho plasmar tanto sentimiento en un papel/pantalla. Probablemente, ni siquiera cara a cara podría explicarlo. ¿Lloro? ¿río?... Se me humedecen los ojos, se me anuda la garganta y siento un irrefrenable impulso de abrazar a esos niños. Al principio tímidos, luego entregados, soltando alguna perlita del estilo de "te he echado de menos", "sigo teniendo tu pulsera", o "pensé que nunca volvería a verte". Tres años después y en unas edades curiosas, recordaban miles de momentos que pasamos juntos. ¿Es esto marcar la vida de alguien? La mía la marcaron y los sentimientos que reflejaban sus ojos se parecían bastante a los míos. 

Intentad poneros en mi piel y vivid el momento. Tengo 22 años. Toda la vida por delante. No sé cuál es el fin, el objetivo de mi vida, y tampoco sé qué es la felicidad. Eso sí, estoy total y absolutamente seguro de que soy adicto a esta sensación que he vivido hoy y que perseguiré revivirla todo lo que me sea posible. 

Os deseo de corazón que algún día sintáis algo así, una eclosión de emoción. 























Comentarios

Entradas populares de este blog

A la segunda va la vencida. ¡Nos vamos!

Perú, here we go!