Preparando el equipaje

Ya sólo quedan 10 días y con ello ya empieza la preparación de la maleta, o , mejor dicho, de las maletas. En un principio, cuando me dijeron que podía facturar 2 maletas de 23 kg pensé: ¡¡ufff!! ¡Qué mogollón de espacio! ¡Me va a sobrar por todos lados! Pero bueno, ya sabéis que el espacio se reduce muy rápido.

Comencé a pensar lo que iba a llevar en la maleta desde el día que supe que iba a ir a África. Lo que no podía faltar eran claramente la GoPro y una cámara de fotos. Desde entonces, ya empezó mi madre: ¿Alvaro lo tienes todo pensado? que no quiero estar el último día agobiada ¿eh? ..... sí , sabéis que sí, os suena, y mucho ....en fin.....madres. Pero sin darle mayor importancia a ello, y liado con otras cosas más importantes entonces como las vacunas o el visado, la maleta fue cayendo en el olvido hasta ahora, claro, que no quedaban más narices

Lo primero que me recomendaron es que llevara algo de comida. En teoría me dan de comer allí pero bueno, por si no me gusta o pasaba hambre, era necesario aprovisionarse. ¡Comenzaba la aventura! Fuimos a pasar la tarde al macro y bueno, en los primeros cinco minutos con mi madre ya empecé a cuestionarme el significado de esas 3 palabras : "ALGO de comida". No os lo podéis ni imaginar, parecía que el carro no tuviera fondo: latas de atún, sardinas, embutido....y lo que claramente no podían faltar....LOS SUGUS para los peques. Vamos, no sé, "ni que te fueses a África" decía mi hermana. El caso es que tras una laaaaarga tarde acabamos la primera tarea: la comida.

Lo segundo que me dijeron es que, al encontrarse allí los mosquitos más peligrosos del planeta, debía tratar de llevar siempre ropa larga. Y yo: ¡Nada pues! ¡En el ecuador y con ropa larga! . Así que había que cuadrar 2 características imprescindibles: que fuera ropa larga y que fuese fresquilla. Finalmente, decidimos irnos al decathlon y cogimos ropa de esta de trekking que , de verdad os digo, ropa más cómoda que esa no existe.

A eso del 15 de julio, había que hacer la maleta. La verdad es que mi maleta vacilaba entre ser un hospital y un supermercado, porque , al fin y al cabo, menos ropa, que no llevo casi nada, había de todo. Toda la comida, que al final resultó ser menos de lo que parecía, ocupó gran parte de la primera maleta la cual se llenó rápido al meter la ropa, sábanas, toallas, y útiles varios necesarios si tenemos en cuenta que me voy a un país bastante desconocido. Con ello, en realidad, estaba lo indispensable, tan solo faltaba un botiquín. Definamos botiquín: pequeña bolsita con lo imprescindible para hacer frente a una herida o enfermedad de pequeño grado. Pues bien, teniendo una madre médico, ese concepto difería bastante de lo descrito. Agujas de coser, grapas, 40 kg de gasas, 30 de apósitos, todo tipo de medicamentos....simplemente, increíble. Podría montar yo solito un hospital. Finiquitada la maleta, ya no queda nada para marchar a la experiencia que estoy más que seguro, que cambiará mi vida, o , al menos, la forma de enfocarla de septiembre en adelante.



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