De viaje al internado.



Este viaje fue sin duda alguna mi primer contacto real con este país maravilloso. Muda me recogió en el aeropuerto a eso de las 21:00 hr. Todo estaba lleno de gente y coches, sin ningún orden. Desde el primer momento ya me di cuenta que este país se basa en la ley de la selva: Ten miedo del poderoso y crécete ante el débil. El parking del aeropuerto era así, los coches van por donde quieren y como un coche aplasta a un peatón, tú, el peatón, eres quien debe esquivar a los coches pues ellos no van a frenar.
Muda me condujo hasta su coche, un coche viejo viejísimo que suficiente era con que andase. La salida del parking fue aussi interesante. Pongámonos en situación: 2 carriles han de salir por la salida, la cual está compuesta por un único carril. ¿Preferencias? No existen. Si eres valiente, aceleras y rezas para que el del otro carril frene. Por el contrario, esperas, como Muda.

Tras media hora en ese parking salimos a la carretera; la ley de la selva volvía a estar presente. Carretera de asfalto llena de baches dividida por unas líneas discontinuas para quedar bien ante las autoridades. ¿Carriles reales? ¡Uno! De ida, vuelta, cruzado, perpendicular....lo que quieras. Por la carretera, 3 tipos de vehículos: motos, coches y camiones. Una vez más, el grande puede al pequeño así que si vas en coche y viene un camión, te apartas. El camión puede que venga por tu "carril" en sentido contrario, puede que esté parado o puede que esté detrás tuyo (si viene un camión detrás tuyo, te apartas, y si no puedes, pues te sales de la carretera).

Tras ver la primera imagen de África (caos en la carretera; tiendas de cualquier cosa a pie de calle; contaminación , humo y ruido como nunca antes había sentido...), llegamos a un convento de monjas donde pasaríamos la noche.

Fue una monjita quien me acompañó a mi habitación y, antes de cerrar, quedé con Muda a las 05:30 para poder, de ese modo, partir temprano rumbo a Parakou. La habitación era lo propio del lujo de allí: un par de camas duras como el suelo o más, retrete (con cadena, ¡increíble!), ducha (agujero en el suelo, cubo lleno de agua, y palangana para echártelo por encima), y tenía hasta almohadas, que no os imagináis lo que más adelante las echaría de menos.




Tras una noche en la que no dormí nada por el asquerosísimo calorazo mezclado con una humedad inmunda, Muda no llegaba...Comenzaban, pues, las preocupaciones: ¿Cambié la hora del reloj? ¿Le entendí bien? ¿Seré yo quien tenga que ir a buscarle?... pero la solución a mis preguntas era mucho más sencilla: Muda se había quedado sobado.

Sobre las 06:20 bajamos al coche. Allí esperaban 2 mujeres con kilos y kilos de equipaje. Muda lo subió al coche; parte al maletero y la gran mayoría a la baca. Sinceramente, flipé como semejante chatarrilla podía tirar con lo cargado que iba.

 COMENZABA EL VIAJE



                    GASOLINERA:




Fue un viaje larguísimo, desde las 06:30 hasta casi las 14:00 en un coche africano y por carreteras africanas. Estaba destrozado, por lo que me iba quedando sopa cada 30 minutos; cosa que agradeceré eternamente ya que estar en un coche de esos está considerado deporte de alto riesgo. ¿Cosas que me llamaron la atención? La libertad de conducción. Ejemplo: Tú vas en el coche, carretera de "2 carriles" y "2 sentidos", por tu carril y , de repente, paras, en el santo medio del carril porque....




a) te apetece echar una meadilla
b) te apetece comprar unas naranjas a la mujer que está en el arcén
c) se te ha estropeado el coche








 

El resto te esquiva y lo ven lo más normal, sobre todo la opción A. Tampoco faltaron emociones fuertes en el viaje. A las 2 horas de destino reventó una rueda a 110 km/h, no pinchar , no, ¡EXPLOTÓ! Podíamos haber acabado en Bilbao pero bueno, aunque con los huevillos de corbata, esta gente está acostumbrada a estas cosas y Muda solucionó muy bien la situación.




 Por mencionar, es también curioso el tema de las averías aquí. Cuando se te estropea algo del vehículo, uno de los viajeros, ha de ir a pata al pueblo más cercano y pedirla. Esta pieza puede tardar 3 días o más con lo que es muy común ver coches averiados en medio de la carretera con la gente durmiendo debajo para que no les roben.






Tras esta primera fuerte experiencia, llegamos a Parakou, a casa de Theodoro, donde me dio de comer. Ni os imagináis como lo disfruté...¡COMIDA! En casa de Theo, fue todo muy cómodo y confortable y a eso de las 17:00 hr pusimos rumbo a Kandi (lugar donde se encuentra el internado). Pero antes de ir, pasamos por la oficina principal de la fundación (VIE POUR TOUS) para coger algo de comida.

 




Tras OTRO viaje ETERNO llegamos a la escuela sobre las 21:00 hr. Fue ahí donde conocí a Esty (chica de 26 años, profesora de educación especial, que ya llevaba un año en el internado), y a los niños....tan formales, tan majos....Sin embargo, estaba muerto así que una cena rápida (arroz), escuchar una PRECIOSÍSIMA canción de bienvenida que me cantaron los niños y a dormir.




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